Prevención en la Esclerosis Múltiple

Prevención en esclerosis múltiple

Estilo de vida - hábitos de salud - bienestar

La práctica de ejercicio -a ser posible, con la supervisión de un profesional experto en actividad física y EM- puede ayudar a reducir los factores de riesgo.

En salud cada vez se está adquiriendo mayor conciencia de la importancia de la prevención, al mismo tiempo que existe más evidencia científica que confirma los efectos positivos de la actividad física

Todas las personas con EM, independientemente de su evolución o nivel de discapacidad, pueden realizar algún tipo de actividad física. El ejercicio habitual y moderado puede ayudar a aliviar muchos síntomas de la EM, además de ser beneficioso para la salud y el bienestar en general.

La alimentación parece tener cierta importancia en la Esclerosis Múltiple. Es fuente importante de vitamina D, afecta a la composición de la flora intestinal (que parece tener relevancia en la actividad del sistema inmune) y beneficia a la salud en general.

Una dieta variada, equilibrada y sana debería ser imprescindible en toda persona con EM. Es fundamental la ingesta y el aporte de todos los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del organismo y para conseguirlo, lo ideal es consumir alimentos de todos los grupos (vegetales, proteinas, hidratos de carbono…) y limitar el consumo de otros que pueden resultar perjudiciales (bebidas azucaradas, consumo excesivo de sal, etc…)

1. OBESIDAD Y SOBREPESO

Hay estudios que demuestran que la EM podría estar vinculada al sobrepeso o la obesidad (en muchos casos asociada al sedentarismo), especialmente si esta circunstancia se ha dado en la niñez o en la juventud. Esto puede deberse a que las personas con obesidad a menudo tienen bajos niveles de vitamina D. La obesidad también puede hacer que el sistema inmunitario sea más activo de lo normal y causar inflamación en el cuerpo.

No todas las personas con sobrepeso tendrán Esclerosis Múltiple, y tener EM no implica que la persona tuvo o tiene obesidad. Sin embargo, la evidencia apunta a que el peso podría ser un factor de riesgo sobre el que podemos influir.

2. TABACO

Las sustancias de abuso, como el tabaco, producen gastos, bajas, dificultades en las relaciones, problemas de salud, etc. (más info sobre sustancias de abuso y EM).

Hay estudios que demuestran que hay más probabilidades de desarrollar EM en una persona que fuma. Podría ser porque los compuestos químicos del humo del tabaco afectan al sistema inmunitario.

Distintos estudios sobre el consumo de tabaco y la EM señalan que tanto la duración cómo la intensidad del consumo de tabaco, así cómo su exposición (inhalación del humo de otras personas), parecen afectar al aumento del riesgo de tener la enfermedad. También apuntan que fumar podría tener una relación directa con el incremento de la progresión de la discapacidad en personas con Esclerosis Múltiple Remitete-Recurrente

La investigación recoge que el efecto perjudicial, y que dejando de fumar en cualquier momento de la vida reduciría
la probabilidad de tener Esclerosis Múltiple. También aumentaría el tiempo que puede tardar la EM Remitete-Recurrente en pasar a Esclerosis Múltiple Secundaria.

La relación entre el estrés y el inicio o empeoramiento de la Em no está del todo clara. Es normal sentirse ansioso, preocupado -e incluso estresado- de vez en cuándo, pero la intensidad y duración del estrés podrían llegar a afectar la salud.

Se puede experimentar estrés cuándo hay un desequilibrio entre las demandas que se reciben y la capacidad para satisfacerlas. Tener que adaptarse a las nuevas circunstancias de la vida -como un diagnóstico de EM, pérdida de movilidad o problemas laborales, por ejemplo- puede producir estrés.

Es importante encontrar las estrategias de manejo del estrés que funcionen mejor en cada persona. El manejo del estrés puede incluir técnicas de relajación cóomo respiración profunda, meditación, visualización, relajación muscular progresiva y tai-chi. etc.

La EM puede causar ansiedad, angustia, enonjo y frustración importantes desde el momento de sus primeros síntomas. La incertidumbre y la imprevisibilidad asociadas con la EM es uno de sus aspectos más angustiantes. Las personas con EM suelen experimentar unos niveles de depresión y ansiedad más elevados que el resto de la población.

Las estrategias de vida saludable también ayudan, pero no suelen ser suficientes en sí mismas. La medicación, la orientación profesional de un profesional de la psicología (psicoterapia), y los grupos de apoyo, pueden ser muy útiles para tratar problemas de la ansiedad y cambios emocionales que pueden acompañar a la EM.

Ver más información sobre salud mental

Dormir es esencial para funcionar bien. Es importante mantener una buena higiene del sueño (siguiendo un horario de sueño constante, mantener su habitación oscura, tranquila y fresca, evitando demasiados líquidos antes de acostarse, y creando una rutina relajante para dormir) y abordar cualquier problema que pueda dificultar el descanso (ansiedad, espasticidad muscular, la micción nocturna frecuente, el síndrome de piernas inquietas, la apnea del sueño y la depresión) junto con el profesional sanitario correspondiente.

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