Salud mental

Salud mental en Esclerosis Múltiple

La salud mental en la esclerosis múltiple

Cuando se vive con Esclerosis Múltiple es tan importante prestar atención a la salud física como a la salud mental.

La incertidumbre y preocupación por el futuro es una constante, pero hay momentos particularmente delicados en la vida de las personas con EM. Algunos de ellos están relacionados con el diagnóstico y con los cambios notables en la evolución o el tratamiento.

No hay una forma correcta o equivocada de reaccionar. Cada persona lo hace a su manera, dependiendo de cómo le afecta la EM, su personalidad, sus circunstancias y las herramientas y recursos con los que cuenta.

SALUD MENTAL

La salud mental describe nuestro estado emocional, psicológico y social. Toca todos los aspectos de nuestra vida: cómo nos sentimos, pensamos y actuamos. Una salud mental sana nos ayuda a cuidar mejor nuestra salud general, manejar mejor el estrés, relacionarnos bien con los demás y tomar buenas decisiones. Nuestro entorno y circunstancias sociales, culturales y económicas, condicionan nuestra salud mental.

Actuar para disfrutar de una buena salud mental es importante para todas las personas, incluso en el caso en el que no haya enfermedad ni hayan aparecido problemas de salud mental.

EMOCIONES Y ESCLEROSIS MÚLTIPLE

Convivir con Esclerosis Múltiple puede desencadenar muchas y diferentes emociones desde que empieza a manifestarse. Las dificultades para aceptar el diagnóstico, la intermitencia de los síntomas (algunos invisibles), la gran incertidumbre, la progresión, el estigma, y las decisiones relacionadas con la salud y con la vida misma, suelen ir acompañados de sentimientos de preocupación, incomprensión y frustración.

Aunque cada persona responde de una manera, las reacciones más comunes son:

Conmoción: aunque a veces el diagnóstico se recibe como un “alivio” ante síntomas que no tenían explicación aparente, la noticia puede sorprender y desconcertar a la persona diagnosticada.
Miedo y ansiedad con respecto a los altibajos inesperados de la enfermedad y a lo que pueda suceder en el futuro.
Ira: los cambios que trae consigo la EM se pueden percibir como injustos y producir un resentimiento que, si no se expresa y maneja adecuadamente, podría ser un obstáculo en las relaciones con los demás.
Culpa: si la EM interfiere en la vida diaria dificultando que se realicen actividades fuera o dentro del hogar, la persona con EM puede sentir que está decepcionando a los demás. También se podría sentir culpable si, pese a sus esfuerzos, la enfermedad progresa. Esto puede mermar la confianza y la autoestima.
Tristeza, duelo y depresión: los cambios y las pérdidas que trae consigo la EM requieren adaptaciones continuas y pueden dar lugar a episodios depresivos.
DEPRESIÓN Y ANSIEDAD

La depresión, la ansiedad y otros tipos de cambios en el estado de ánimo son más habituales en personas con EM que en la población general. Esto puede deberse al desafío vital que supone vivir con una enfermedad como la Esclerosis Múltiple, pero también podrían estar relacionados con cambios que la EM produce en las partes del cerebro que controlan el estado de ánimo y en el sistema inmunitario, o bien con los efectos secundarios de algunos fármacos.

No es fácil identificar cuál es el exactamente origen de lo que causa un malestar emocional profundo, pero es muy interesante saber que se puede mejorar, incluso ante momentos de cambios importantes.

Entender nuestras emociones y cómo se manifiestan en nuestro cuerpo nos puede ayudar a regularlas y a convivir con ellas de una forma más saludable.

La Esclerosis Múltiple suele aparecer en personas jóvenes y, aunque es menos frecuente, también se diagnostica en niños y adolescentes. En estos casos conviene ser especialmente sensibles a la salud mental y desarrollar estrategias de protección si aparecen indicios de problemas cognitivos, ansiedad o desesperanza.

SÍNTOMAS SUPERPUESTOS

Los síntomas de la Esclerosis Múltiple y los síntomas de salud mental pueden superponerse o afectarse mutuamente.

El dolor puede afectar a la calidad del sueño y la fatiga puede intensificar la depresión, de la misma manera que los problemas relacionados con la salud mental pueden empeorar la fatiga, la concentración, el dolor, la espasticidad, etc.

El tratamiento de los problemas de salud mental puede mejorar los síntomas de la EM. Por este motivo es tan importante abordar la salud mental cuando una persona tiene Esclerosis Múltiple.

¿QUÉ PUEDES HACER AHORA MISMO PARA PROTEGER TU SALUD MENTAL?

Todas las personas podemos nutrir nuestra salud mental centrándonos en nuestra salud y bienestar emocional.

– Aceptar la enfermedad y las emociones que aparecen con ella, dedicarse tiempo, mantenerse activo, saber cómo encontrar la calma, cuidar las relaciones sociales, conocerse y quererse bien a uno mismo es clave para proteger la propia salud mental, superar los momentos vitales complicados y saber cuándo es preciso pedir ayuda.
– Llevar un estilo de vida saludable, llevando una buena alimentación y practicando una actividad física adecuada a las circunstancias particulares, es de gran ayuda.
– Es importante cultivar las relaciones sociales y tener una o algunas personas en las que se pueda confiar y expresar los miedos y preocupaciones.
– Mantenerse centrado con tus propias emociones, sentimientos, prioridades, valores, ayuda a encontrar la calma. Incluso profundizar en la espiritualidad te ayudará a conectar íntimamente contigo.
– Usar la relajación para lidiar con situaciones estresantes de la vida.
– Desarrollar la resiliencia
RESILIENCIA

Desarrollar la resiliencia es clave no solo para lidiar adecuadamente con la enfermedad, sino también para adaptarse y crecer como persona conviviendo con ella.

La resiliencia es la capacidad de recuperarse de circunstancias difíciles, de sentirse satisfecho con la vida a pesar de los desafíos. No se trata de engañarse ni de ignorar la realidad, sino de adaptarte a ella de manera optimista. Esto requiere esperanza y coraje.

¿CUÁNDO PEDIR AYUDA O ACOMPAÑAMIENTO PSICOLÓGICO?

Es normal para todo el mundo tener “bajones” de estado de ánimo de vez en cuando; en la vida hay momentos alegres y momentos de sufrimiento, frustración y tristeza. No siempre se necesitan fármacos o terapia para adaptarse a los cambios y recuperar el equilibrio. Además, conviene tener en cuenta que los fármacos pueden aliviar, pero no tocan el origen del problema.

Si un problema emocional o cognitivo se mantiene durante varias semanas o meses, interfiere en la vida diaria y en nuestras relaciones, se interpone en el cuidado de la propia salud y sentimos que está fuera de nuestro control, es el momento de compartirlo con una persona de nuestra confianza (si no se ha hecho antes), informar a los profesionales sanitarios de referencia, o pedir ayuda profesional especializada en salud mental, preferiblemente con buen conocimiento de la Esclerosis Múltiple.

Los grupos de apoyo mutuo o las terapias de conversación en grupo pueden ser muy útiles para tratar problemas de la ansiedad y cambios emocionales que pueden acompañar a la EM.

Valora pedir ayuda especializada si, durante un tiempo prolongado:

– Sientes que has perdido interés por actividades que antes te motivaban
– Has perdido la ilusión por la vida, te sientes deprimido y desesperanzado
– Has perdido el apetito o has ganado mucho peso
– Duermes muy poco o demasiado
– Has perdido mucha energía
– Tienes sentimientos de culpa
– Tienes dificultad para concentrarte
– A menudo piensas en dejar de existir para librarte del sufrimiento.

Cuando existe depresión severa u otros problemas importantes de salud mental, relacionados o no con la EM, es urgente recurrir a ayuda especializada y dedicarnos el tiempo y la atención que necesitamos en ese momento.

LA FAMILIA TAMBIÉN PUEDE NECESITAR APOYO

Por otra parte, la EM es una enfermedad que plantea desafíos a todo el núcleo familiar. La preocupación, las dudas, la ansiedad, y los sentimientos de duelo y pérdida suelen ser compartidos, por lo que es importante que los familiares también cuiden este aspecto.

Los niños y jóvenes también sienten la EM en el hogar. Es importante que tengan un espacio para expresarse, hacer preguntas, y reciban una explicación ajustada a su nivel de madurez.

Las personas cuidadoras también pueden llegar a tener desgaste físico, psicológico y de su salud general a raíz de las tareas de cuidado continuado. Expresarse con otras personas sobre su situación, necesidades y sentimientos, y cuidar la propia salud, reservar un tiempo para una misma y seguir desarrollando aficiones, es fundamental para proteger la salud física y mental.

Es importante estar atentos a nuestra salud mental y actuar por nuestro bienestar, tanto a nivel individual como a nivel colectivo -a pequeña y gran escala- para resolver los retos educativos, sociales y sanitarios asociados a la salud mental.

Especialistas en psicología, neuropsicología, psiquiatría y/o trabajo social, pueden ayudarte a afrontar los problemas de salud mental. Puede ser muy útil si, además, tienen conocimiento profundo en Esclerosis Múltiple u otras enfermedades neurodegenerativas.

• Puedes informarte y asesorarte en la Asociación o Fundación de personas con Esclerosis Múltiple más próxima a tu domicilio. La mayoría de ellas ofrecen servicios de atención psicológica especializada en EM.