En la Revista Neurología se ha publicado un par de semanas atrás un artículo que resumía la evidencia disponible respecto a la influencia de las comorbilidades en la historia natural de la Esclerosis Múltiple (EM).
Qué es ‘comorbilidad’
La comorbilidad se puede definir como ‘cualquier entidad clínica adicional distinta que haya existido o que pueda ocurrir durante el curso clínico de un paciente que tiene la enfermedad índice en estudio’. Así, partiendo de la enfermedad de interés, las enfermedades adicionales se denominan ‘comorbilidades’, y el conjunto de todas las enfermedades se denomina ‘multimorbilidad’.
En España los datos muestran una prevalencia de multimorbilidad que oscila entre el 7,8% y el 30%. En personas mayores de 50 años, la prevalencia aumenta al 68% y llega a superar el 80% en los mayores de 80 años.
Como cualquier enfermedad crónica, la Esclerosis Múltiple
puede aparecer en pacientes que tienen otras enfermedades, y éstas, a su vez,
en los pacientes con EM. Las comorbilidades tienen un impacto importante en la
historia natural y el cuidado de la EM.
Comorbilidades y Esclerosis Múltiple
Los pacientes con Esclerosis Múltiple tienen un riesgo mayor que la población general de desarrollar comorbilidades tanto agudas como crónicas.
- Se ha demostrado que las comorbilidades pueden retrasar el diagnóstico de EM después del inicio clínico,
- incrementar la tasa de brotes y
- aumentar la tasa de acumulación de la discapacidad.
- Las comorbilidades también influyen en aspectos relacionados con la elección del tratamiento
- y la adhesión terapéutica.
- Finalmente, las comorbilidades también aumentan la tasa de mortalidad
- y la calidad de vida de los pacientes con Esclerosis Múltiple.
El cribado, el diagnóstico y el tratamiento de las comorbilidades son un aspecto clave del cuidado de los pacientes con EM para mejorar su pronóstico a largo plazo en cuanto a discapacidad, calidad de vida y mortalidad.
Frecuencia y tipos de comorbilidades
Se ha establecido que las comorbilidades más frecuentes en pacientes con Esclerosis Múltiple son los trastornos de ansiedad y depresión (21,9% y 23,7%, respectivamente), seguidos de la hipertensión arterial (18,6%), dislipidemia (10,9%) y enfermedad pulmonar crónica (10%).
Las comorbilidades autoinmunitarias se han descrito en alrededor del 6% de los pacientes con EM.
La presencia de comorbilidades se ha asociado, además de con la edad, con factores socioculturales, como el nivel de estudios y el poder adquisitivo. En España, la información sobre comorbilidad en pacientes con EM es escasa.
En un estudio poblacional retrospectivo, Sicras-Mainar y sus compañeros investigaron la presencia de comorbilidades, con especial énfasis en el síndrome metabólico, en población ambulatoria en las comunidades autónomas de Asturias y Cataluña. Estudiaron a 222 pacientes con EM, en los que encontraron que las comorbilidades más frecuentes eran depresión (32,4%), dislipidemia (31,1%), hipertensión (23%) y obesidad (22,5%).
Con respecto a los factores de riesgo cardiovasculares, determinaron que al menos uno de ellos estaba presente en el 15% de los pacientes estudiados, y que el 30% de los pacientes satisfacían los criterios de síndrome metabólico (su prevalencia era mayor que en la población general española). La prevalencia de estos factores de riesgo en pacientes con EM parece mostrar una tendencia en aumento.
La frecuencia y el tipo de las comorbilidades varían según el momento evolutivo de la EM, la edad y el sexo del paciente. Ya en el momento del inicio sintomático de la enfermedad, que suele ser entre los 20-40 años, el 24% de los pacientes presenta al menos una comorbilidad física; el 12%, dos o más comorbilidades, y el 8,4% tiene una comorbilidad psiquiátrica, según datos del registro del North American Research Committee on Multiple Sclerosis. En el momento del diagnóstico de EM, la proporción de pacientes con al menos una comorbilidad es mayor en los pacientes que en los controles sanos.
En un estudio poblacional canadiense se encontró que en el momento del diagnóstico de EM, las comorbilidades psiquiátricas y la fibromialgia eran más frecuentes en las mujeres, mientras que las enfermedades cardiovasculares (como hipertensión, diabetes, dislipidemia y enfermedad cardíaca) fueron más frecuentes en los hombres.
En el seguimiento a largo plazo, la incidencia de diabetes, hiperlipidemia y enfermedad coronaria (pero no la de hipertensión arterial) difiere entre los sexos, y es menor en las mujeres que en los hombres; para ambos sexos aumenta con la edad de los pacientes, especialmente después de los 60 años.
Impacto en la historia natural de la EM
En los pacientes con comorbilidades, el diagnóstico es más tardío, la tasa de brotes y de acumulación de discapacidad (EDSS) es más alta y la supervivencia es menor que en los pacientes sin comorbilidades.
Impacto en la calidad de vida
La Esclerosis Múltiple puede afectar a la calidad de vida de las personas que viven con ella, y lo hace en mayor medida que otras enfermedades crónicas, señala el artículo. A este fenómeno se puede sumar el efecto de las comorbilidades, pero este aspecto se ha estudiado muy poco.
Se reconoce que la presencia de al menos una condición adicional a la EM se asocia con puntuaciones menores de calidad de vida en el ámbito físico, independientemente de la edad, el nivel socioeconómico, el nivel de discapacidad y el tratamiento modificador de la Esclerosis Múltiple, y hay una relación directa de este impacto con la cantidad de comorbilidades descritas.
Además de con el detrimento directo en la calidad de vida, las comorbilidades físicas pueden hacerlo indirectamente al contribuir a la presencia de síntomas depresivos y ansiosos, fatiga y discapacidad, y al influir en el ingreso económico y en el estado marital.
Impacto en el cuidado
En la medida en que la carga de morbilidad de cualquier paciente aumenta, su cuidado se hace cada vez más complejo. La presencia de comorbilidades puede condicionar el proceso terapéutico del paciente en aspectos como la elección del fármaco, el grado de cumplimiento terapéutico, la necesidad de actividades de seguimiento y la utilización de recursos en salud.
En el caso de la Esclerosis Múltiple, existe escasa información sobre la influencia de las comorbilidades en decisiones de este tipo. Sin embargo, se sabe que por cada condición adicional a la EM en el momento del diagnóstico, la probabilidad de iniciar un tratamiento modificador de la enfermedad disminuyó en un 10% y 42% al cabo de uno y cinco años, respectivamente.
Las personas con Esclerosis Múltiple que tienen comorbilidades al inicio del tratamiento tienen un riesgo un 40% mayor de cambiar el fármaco elegido a causa de efectos adversos, principalmente las que reciben interferones.
Los investigadores implicados en este estudio han sido S. Cárdenas-Robledo, S. Otero-Romero, M. Tintoré y X. Montalban, miembro del comité científico de la Alianza Internacional de EM Progresiva, a la que van destinadas ayudas aportadas al Proyecto M1, a la que contribuyen donaciones para impulsar la investigación nacional e internacional.
La Esclerosis Múltiple es una enfermedad crónica que requiere cuidado constante e integral. Esto incluye la atención de las comorbilidades que pueden influir en varios aspectos de la historia natural de la enfermedad y en el propio cuidado del paciente. Los estudios sobre comorbilidades en la EM han aportado información valiosa, pero existen todavía muchos vacíos en el conocimiento.
Fuente: Revista Neurología
Llevo muchos años con la enfermedad. No he dejado de hacer ejercicio en la medida de mis limitadas posibilidades. No bebo alcohol y procuro no cometer excesos alimenticios.
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