Las estrategias para tratar la Esclerosis Múltiple se han centrado hasta la fecha principalmente en las células T y B. Un grupo de investigadores del MDC (Max Delbrüc Center) ha desvelado un nuevo enfoque en Nature Immunology, que busca aumentar la eficacia del tratamiento al atacar selectivamente a otro tipo de célula inmunitaria llamada monocito.
La Esclerosis Múltiple (EM) es conocida como “la enfermedad de las mil caras” porque los síntomas y la progresión pueden variar dramáticamente de paciente a paciente. Pero todos los pacientes de EM tienen una cosa en común: células de su propio sistema inmunitario migran al cerebro y allí destruyen las vainas de mielina; la cubierta protectora de las fibras nerviosas. Como resultado, ocurre un cortocircuito eléctrico que impide que las señales nerviosas sean transmitidas correctamente.
Muchos tratamientos para la Esclerosis Múltiple dañan la memoria inmunitaria
Los investigadores no saben aún con exactitud cómo las células inmunitarias destruyen las vainas de mielina. Las células T y B autorreactivas, que identifican erróneamente la vaina de mielina como un cuerpo extraño, viajan al cerebro e inician la enfermedad. “Hasta ahora, los fármacos contra la EM han actuado esencialmente sobre esas células T y B, ambas pertenecientes al sistema inmunitario adquirido", explica el Dr. Alexander Mildner, científico del Centro Max Delbrück para la Medicina Molecular de la Asociación Helmholtz (MDC) y autor principal del artículo.
Mildner está actualmente realizando una investigación financiada externamente por el DFG Heisenberg en el laboratorio del Prof. Achim Leutz en el MDC, que se centra en la diferenciación celular y la tumorigénesis. “Pero al atacar el sistema inmunitario adquirido, los fármacos contra la EM afectan negativamente la memoria inmunitaria, lo que a largo plazo hace a los pacientes más susceptibles a infecciones", explica el científico.
Los síntomas de la EM mejoran en ratones al disminuir sus monocitos
Como resultado, Mildner ha estado persiguiendo una estrategia diferente en los últimos años. Él quiere averiguar el papel que las células inmunitarias, particularmente aquéllas que forman parte de la inmunidad innata, juega en el desarrollo de la Esclerosis Múltiple y si representan una diana prometedora de las terapias contra la enfermedad.
“En un estudio anterior con un modelo de ratón de EM fuimos capaces de demostrar que los síntomas de la enfermedad disminuían significativamente pocos días después de destruir selectivamente los monocitos con anticuerpos", comenta. Este resultado fue una gran sorpresa para él y muchos de sus colegas. “Aparentemente, no son solo las células T y B las implicadas en el daño tisular de la EM", señala Mildner.
Los monocitos que estudió son un tipo especial de célula sanguínea que circulan brevemente en la sangre antes de migrar a los tejidos. Una vez allí, se transforman en células efectoras (fagocitos) y destruyen el tejido extraño en el sistema nervioso central (SNC), o el que, durante la EM, erróneamente identifican como tal. “Este proceso”, dice Mildner, “conduce a la inflamación y el daño tisular del cerebro”.
El equipo ha descubierto tipos desconocidos de monocitos
En el presente estudio publicado en Nature Immunology, que él dirige en colaboración con un equipo israelí liderado por el Prof. Ido Amito del Departamento de Inmunología del Instituto de Ciencias Weizmann, Mildner y su equipo también se han centrado en los monocitos. “Durante los últimos años nos hemos dado cuenta de que existen varios tipos de estas células inmunitarias, que podrían estar implicadas en diferentes funciones”, dice el investigador. “Por tanto quisimos examinar en nuestro modelo de ratón de EM estos monocitos con mayor detalle usando secuenciación unicelular y averiguar qué subtipos de monocitos están presentes en el cerebro en la EM y si son responsables del daño tisular”.
Él y sus compañeros identificaron seis subtipos diferentes de monocitos, cuatro de los cuales no se habían descrito con anterioridad. Como en su estudio previo, Mildner inyectó a los ratones con anticuerpos contra una proteína específica de la superficie del monocito. Como esperaba, las células murieron y los síntomas de EM en los ratones disminuyeron en un corto espacio de tiempo. “Pero lo que nos sorprendió fue que los anticuerpos no destruyeron todos los subtipos de monocitos del cerebro que tenían esta proteína en la superficie”, dice Mildner.
No todos los monocitos destruyen la vaina de mielina
“Solo un cierto tipo de monocito, las células Cxcl10+, se destruyeron con el tratamiento de anticuerpos”, dice Mildner. “Estas son, aparentemente, las células principales responsables de causar el daño tisular cerebral de la EM”. Con la ayuda de la secuenciación unicelular, él y su equipo también descubrieron que este tipo celular se diferencia de los otros monocitos esencialmente de dos maneras: primero, las células Cxcl10+ tienen un número particularmente grande de receptores para una proteína secretada por las células T que induce en los monocitos propiedades para dañar los tejidos.
Segundo, estas células producen grandes cantidades de interleucina-1-beta, una sustancia que abre la barrera hematoencefálica, permitiendo a las células inmunitarias pasar más fácilmente de la sangre al cerebro y así exacerbar los síntomas. “Nuestra investigación sugiere que las células T, como iniciadores de la enfermedad, viajan al SNC y desde allí atraen a los monocitos, que son los responsables del daño tisular”, explica Mildner.
Los otros subtipos de monocitos que se identificaron, especula, están quizá implicados en procesos de reparación en los que el cuerpo intenta reconstruir la mielina dañada. A la luz de estos hallazgos, Mildner cree que es posible que las células T y B no estén siquiera directamente involucradas en la destrucción de las vainas de mielina, sino indirectamente, estimulando a los monocitos Cxcl10+ a atacar la cubierta protectora de los axones.
Muchos efectos secundarios podrían prevenirse
“Si este es el caso, en el futuro muchas formas de EM podrían tratarse desactivando específicamente a los monocitos Cxcl10+ en lugar de atacar las células T o B del sistema inmunitario”, dice Mildner. “Esto protegería la memoria inmunitaria del organismo y prevendría muchos efectos adversos de las terapias actuales contra la Esclerosis Múltiple”. El investigador y su equipo planean ahora investigar si los monocitos Cxcl10+ también están presentes fuera del SNC. “Si existen en la periferia, por ejemplo, en los nódulos linfáticos”, dice, “ahí serían más fáciles de atacar con herramientas terapéuticas que en el cerebro".
Fuente: IMMédico
Artículo científico original: En Nature Immunology