Un elevado porcentaje de personas con EM Remitente Recurrente (el 85% aproximadamente) van a pasar por episodios en los que empeorarán los síntomas existentes o aparecerán síntomas nuevos, que mejorarán después de un tiempo. La recuperación puede ser completa, o bien puede dejar alguna secuela.
Estos episodios se llaman brotes, pero también reciben el nombre de “ataques agudos”, “exacerbaciones”, “recaídas” o “recidivas”.
Definición de brote
El brote es un concepto clínico definido como la aparición repentina de síntomas o signos de disfunción neurológica de instauración aguda, o bien un deterioro significativo de síntomas neurológicos preexistentes que habían estado estables o ausentes durante al menos 30 días en ausencia de fiebre o infección.
La sintomatología del brote se debe a una o varias lesiones fruto de un proceso inflamatorio localizado en el SNC. Los síntomas que aparecen en un brote pueden ser muy variados (visión borrosa o doble, debilidad muscular, pérdida de destreza, adormecimiento u hormigueos y dolores…), y dependerían del lugar del cerebro o de la médula espinal donde se localice el daño (lesión desmielinizante)
Deben de haber pasado al menos, 30 días desde el anterior episodio de empeoramiento neurológico para poder considerar que se trata de un nuevo brote.
Tienen una duración mínima de 24 horas
Suelen durar de un mes a seis semanas.
¿Cómo identificar un brote?
Identificar correctamente el brote es clave para plantear un correcto abordaje terapéutico.
Puede ser difícil de identificar:
si se trata de verdaderos síntomas del progreso de la enfermedad
si se trata solo de “un mal día”
o si responde a otro problema de salud ajeno a la EM.
Incluso para los médicos puede resultar difícil distinguir las recaídas de los síntomas paroxísticos y las pseudoexacerbaciones. El único modo de saber si existen nuevas lesiones es a través de una resonancia magnética, aunque no siempre es necesario.
Generalmente el neurólogo valorará cómo proceder en base a la experiencia y cómo está/n afectando el/los síntoma/s a calidad de vida de la persona con EM.
¿Que podemos confundir con un brote?
“Pseudobrotes” o “pseudoexacerbaciones”
Hay que tener en cuenta que existen diferentes factores que aumenten la temperatura corporal (temperaturas elevadas, fiebre, -causada por una infección o un resfriado-, el aumento de temperatura después de realizar un ejercicio intenso, estrés físico o emocional …), pueden provocar “pseudobrotes” (pseudoexacerbaciones) o falsas alarmas. Es recomendable esperar 24 horas para ver si desaparece la sintomatología.
Síntomas paroxísticos:
También pueden experimentarse síntomas paroxísticos. Estos síntomas aparecen de repente y duran apenas unos minutos o segundos antes de desaparecer. Pueden ocurrir como casos aislados o de forma cíclica (repitiéndose a lo largo de un periodo de tiempo variable) para, finalmente, desaparecer en la gran mayoría de los casos. Algunos ejemplos son la neuralgia del trigémino (intenso dolor facial), disartria (dificultad para hablar) y la ataxia paroxística (inestabilidad), espasmos tónicos, visión doble, vértigo, contracciones de los músculos faciales o de las extremidades superiores… Generalmente se pasan rápidamente, pero es importante no infravalorarlos e informar al neurólogo/a.
¿Que hacer si se aprecia empeoramiento?
En caso de empeoramiento, se recomienda
- Evitar las posibles causas externas para ver si se produce una mejora.
- Consultar al equipo médico y rehabilitador.
- Continuar llevando un estilo de vida saludable, con descanso y adherencia al tratamiento farmacológico prescrito.
¿Que hacer en caso de brote?
Un brote puede aparecer en cualquier momento. No se considera, a priori, una urgencia médica. Tras la sospecha de la aparición de un nuevo brote, se recomienda contactar con el equipo médico (neurólogo o enfermera). Tanto la persona con EM como sus familiares y amigos más cercanos deben saber cómo contactar con los médicos, enfermeros y neurólogos si esto sucediera.
Si se confirma que se trata de un brote se puede recurrir a:
Tratamiento farmacológico está enfocado a controlar el proceso inflamatorio, especialmente con corticosteroides.
Tratamiento rehabilitador: hace años se recomendaba reposo tras el brote, pero se ha demostrado los beneficios de la rehabilitación (fisioterapia, terapia ocupacional…) de manera precoz, especialmente cuando hay problemas motores asociados.
Si el brote es leve, los síntomas derivados del brote podrían desaparecerán igualmente, sin necesidad de un tratamiento específico; en todo caso es recomendable comentarlo con su equipo especializado.
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