Actualmente, se considera bastante común una leve deficiencia cognitiva en la EM y puede estar presente en cualquier fase de la enfermedad. Sabemos que la discapacidad física no está siempre correlacionada con la deficiencia cognitiva. Sabemos que la EM puede afectar la memoria, atención y concentración, procesamiento de información, funciones ejecutivas como la planificación y priorización, funciones visoespaciales y fluencia verbal. Con igual importancia, los expertos en EM han adquirido habilidades para distinguir los diferentes factores que puedan ser confundidos por una deficiencia cognitiva, como la fatiga, estrés, depresión o efectos secundarios de la medicación. Los profesionales sanitarios también se han vuelto más sensibles sobre cómo tratar asuntos cognitivos.
Los profesionales sanitarios también necesitan ser flexibles y creativos cuando facilitan nueva información o enseñan nuevas habilidades a una persona con EM que presente dificultades cognitivas. Es importante que cualquier profesional o paraprofesional (un asistente personal, por ejemplo) que trabaje directamente con personas con EM comprenda los desafíos cognitivos que afrontan muchas personas.
Para las personas con EM, es importante comprender que las dificultades cognitivas relacionadas con la EM son comunes, pero que la deficiencia grave afecta a un pequeño porcentaje de personas. Sufrir problemas de memoria o concentración puede asustar. Pueden surgir preocupaciones relacionadas con el trabajo, familia o amigos. En realidad, una vez se ha aclarado el déficit, normalmente mediante pruebas, la persona puede trabajar con su equipo de profesionales sanitarios para encontrar las estrategias compensatorias que se adapten mejor a su estilo de vida.
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