Para acercarnos un poco más al corazón que late tras esta aventura, vamos a conocer los motivos que han llevado a Lori Schneider a hacer realidad esta curiosa iniciativa:
¿Cómo afectó el diagnóstico a tu vida?
Cuando recibí el diagnóstico de la EM me dio tanto miedo que escapé de mi vida. Dejé un matrimonio de 22 años, una carrera docente de 20 años, vendí mi casa, dejé mi comunidad, y traté de huir del diagnóstico de EM. Empecé a escalar las montañas del mundo, por temor a que llegara un día en el que perdiera la movilidad de las piernas.
¿Qué te ha motivado a formar parte de esta aventura?
Mi decisión de coordinar una subida con un grupo de personas con Esclerosis Múltiple y Parkinson proviene de un deseo de ayudar a otros con una enfermedad neurodegenerativa a recuperar su fuerza emocional. Todos tenemos que recuperar ese control mental que, a menudo, la etiqueta de una enfermedad puede “robarnos”.
Mi deseo para este viaje es dar esperanza a nuestro equipo y a los demás demostrando que todavía pueden perseguir sus sueños.
¿Cuáles son tus aspiraciones y esperanzas para este ascenso al Kilimanjaro?
Mi esperanza es que los 29 escaladores de nuestro grupo lleguen a su cumbre personal, recordándose a sí mismos que son más fuertes de lo que nunca imaginaron, ¡tanto mental como físicamente!
¿Qué le dirías a otras personas que viven con EM?
No tengáis miedo a intentarlo. Cuando se diagnostica una enfermedad que puede ser discapacitante, a veces tenemos miedo a salirnos de los límites normales en nuestra vida. No tengáis miedo a correr un riesgo y probar algo que os interese. Todos los sueños no tienen por qué ser necesariamente de tipo físico. No tengáis miedo a soñar en GRANDE.
¿Quieres colaborar con la iniciativa "Jóvenes con EM y vida activa"?
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