Grandes implicaciones para las enfermedades neurológicas, desde autismo y Alzheimer a Esclerosis Múltiple
Que tales vasos hayan escapado a la detección, cuando el sistema linfático ha sido meticulosamente mapeado, es un hecho sorprendente en sí mismo, pero la verdadera relevancia del hallazgo reside en los efectos que podría tener en el estudio y tratamiento de enfermedades neurológicas, desde el autismo al Alzheimer o la Esclerosis Múltiple.
“En lugar de preguntar ‘¿Cómo estudiamos la respuesta inmune del cerebro?’ ‘¿Por qué los pacientes de Esclerosis presentan ataques inmunológicos?’ ahora podemos aproximarnos al problema mecanísticamente. Porque el cerebro es como cualquier otro tejido conectado al sistema inmunológico periférico a través de los vasos linfáticos meníngeos”, dice el Dr. Jonathan Kipnis, profesor del Departamento de Neurociencia de la Universidad de Virginia y director del Centro para la Inmunología del Cerebro y la Glía (BIG, por sus siglas en inglés) de la misma universidad. “Cambia totalmente la manera en que percibimos la interacción neuro-inmune. Antes siempre suponía una cuestión esotérica imposible de estudiar. Pero ahora podemos hacer preguntas mecanísticas.”
“Creemos que en cada enfermedad neurológica que presenta un componente inmunológico, estos vasos juegan un papel decisivo”, dice Kipnis. “Es difícil imaginar que estos vasos no estén implicados en una enfermedad [neurológica] que presente un componente inmunológico.”
Nuevo descubrimiento en el cuerpo humano
El Dr. Kevin Lee, director del Departamento de Neurociencia de la Universidad de Virginia, describe su reacción al descubrimiento del grupo de Kipnis: “La primera vez que estos chicos me mostraron los resultados, yo solo pronuncié una frase: ‘Tendrán que cambiar los libros de texto.’ Nunca ha habido un sistema linfático en el sistema nervioso central, y estaba muy claro desde esa primera observación – y ellos han hecho muchos estudios para reforzar el hallazgo – que cambiaría los fundamentos de cómo la gente entiende la relación del sistema nervioso central con el sistema inmunológico.”
Incluso Kipnis fue escéptico al principio. “Realmente no me creía que existieran estructuras en el cuerpo que aún no conociéramos. Pensaba que el cuerpo ya estaba cartografiado”, dice. “Pensaba que estos descubrimientos habían terminado en algún momento hacia la mitad del siglo pasado. Pero aparentemente no lo habían hecho.”
‘Muy bien escondidos’
El hallazgo ha sido posible gracias al trabajo del Dr. Antoine Louveau, un investigador postdoctoral del laboratorio de Kipnis. Los vasos fueron detectados solo después de que Louveau desarrollara un método para montar las meninges – las membranas que recubren el cerebro – de los ratones en un solo portaobjetos, para así poder ser examinadas en su conjunto. “En realidad, fue bastante fácil”, dice. “Había un truco: fijamos las meninges dentro del cráneo, para que el tejido estuviera en condiciones fisiológicas, y luego lo diseccionábamos. Si lo hubiéramos hecho al revés no habría funcionado.”
Después de observar patrones similares a los de vasos en la distribución de las células inmunes en las preparaciones, Louveau buscó vasos linfáticos y allí estaban. Lo imposible existía. Con su voz suave recuerda el momento: “Llamé a Jony [Kipnis] al microscopio y le dije, ‘Creo que tenemos algo.’”
Respecto a cómo los vasos linfáticos cerebrales se las han arreglado para pasar inadvertidos todo este tiempo, Kipnis los describe como “muy bien escondidos” y advierte que siguen un vaso sanguíneo principal hacia el interior de los senos, un área difícil de observar. “Está tan cerca del vaso sanguíneo, que lo pierdes,” comenta. “Si no sabes lo que buscas, simplemente lo pierdes.”
“La visualización en vivo de estos vasos fue crucial para demostrar su función, y esto no habría sido posible sin la colaboración de Tajie Harris”, apunta Kipnis. La Dra. Harris es profesora adjunta de neurociencia y miembro del centro BIG. Kipnis también elogia las “fenomenales” habilidades quirúrgicas de Igor Smirnov, un investigador asociado al laboratorio de Kipnis cuyo trabajo fue crítico a la hora de conseguir las imágenes del estudio.
Alzheimer, Autismo, EM y más
La inesperada presencia de vasos linfáticos plantea un inmenso número de preguntas que deben ser contestadas, tanto sobre el funcionamiento del cerebro como sobre las enfermedades que le afectan. Por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer. “En el Alzheimer, hay acúmulos de proteínas en el cerebro”, dice Kipnis. “Creemos que esto ocurre porque estos vasos no eliminan estas proteínas eficazmente.” Apunta que los vasos tienen una apariencia diferente según la edad, así que el papel que juegan en el envejecimiento es otra avenida que explorar. Y hay una enorme variedad de enfermedades neurológicas distintas, desde autismo a Esclerosis Múltiple, que deben ser reconsideradas a la luz de la presencia de algo que la ciencia tanto insistió en que no existía.
Los descubrimientos han sido publicados por la prestigiosa revista Nature (ya disponibles online). El artículo está firmado por Louveau, Smirnov, Timothy J. Keyes, Jacob D. Eccles, Sherin J. Rouhani, J. David Peske, Noel C. Derecki, David Castle, James W. Mandell, Lee, Harris y Kipnis.
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Fuente:
http://neurosciencenews.com/lymphatic-system-brain-neurobiology-2080/